Andreu Bosch

Tímido, humilde, de noble corazón... Así le recuerdan quienes le conocieron: un futbolista que pasó por la vida como una exhalación. Su compromiso con el colectivo le convirtió en una pieza clave del Barcelona de la década de los 50, último periodo glorioso de la entidad hasta 1973. Bosch, fan de Kubala, pudo convivir con su ídolo y sus méritos deportivos le permitieron seguirle incluso hasta la selección FIFA.

Un domingo luminoso y claro, de aquellos en los que, en el antiguo campo de las Corts, el FC Barcelona jugaba a las tres de la tarde, sorprendió a los habituales la presencia en la media azulgrana de un chaval llamado Andreu Bosch Pujol. Era el año 1951 (el chico tenía 20 años escasos) y el Barça se enfrentaba a su gran rival ciudadano, el RCD Español. Muy pocos futbolistas son capaces de convencer a todo el mundo como lo hizo aquel día el muchacho que sólo una semana antes todavía se alineaba en el filial, entonces llamado España Industrial. En la salida anterior, el Barcelona había jugado en Canarias contra la UD Las Palmas y la media la habían formado Mariano Gonzalvo (Gonzalvo III) -uno de los clásicos en la historia ‘culé’, capitán en esa famosa temporada de las Cinco Copas- y Joaquín Brugué, otro joven de la misma edad de Bosch pero que en realidad era un defensa y que, con posterioridad, se afianzaría en el centro de la zaga barcelonista, cuando había que suplir a otro grande, Gustau Biosca.

Pero aquel día, en Las Palmas, la prueba no había dado buen resultado. Al entrenador, el eslovaco Fernando Daucik, a la sazón cuñado de Kubala, se le notaba algo desorientado, dubitativo… Quizá fue por eso que el capitán Gonzalvo se atrevió a sugerirle: "Mister, en el filial tenemos un chaval que juega de interior pero que podría muy bien adaptarse al puesto de medio. ¿Por qué no le llama?"

Y Daucik lo hizo. Convocó al chico y le hizo jugar de medio volante al lado de Gonzalvo III. Un acierto. Ya no se movió de la titularidad. Primero con el capitán. Y más adelante, junto a Flotats, el indesmayable marcador del fenómeno Di Stéfano.

En aquel tiempo, los equipos que podían contaban con equipos juveniles (hasta los 18 años), de aficionados y los de posibles tenían también un equipo filial. En el Barça se trataba del España Industrial, nombre de una importante empresa sita en la barriada de Hostafrancs, pegadita a Sants y las Corts, barrios de indudable raigambre barcelonista. El España Industrial contaba, en la misma sede de la firma, con un estupendo campo de hierba, para delicia de propios y extraños. Era un terreno en perfectas condiciones en el que los jóvenes se formaban con la esperanza de dar el salto al primer equipo. Como sucedió con nuestro hombre de referencia, con Gràcia, Manchón y un largo etcétera.

Por cierto, el España Industrial hizo méritos para ascender a Primera División la temporada 1952-53, renunciando a ello por su condición de equipo filial. Tres años más tarde, volvió a ganar esa plaza de privilegio y entonces el FC Barcelona decidió cambiar los estatutos, que el equipo se desvinculara oficialmente de la tutela azulgrana y que pasara a llamarse Club Deportivo Condal, con lo que pudo jugar en Primera compartiendo el Camp Nou con el Barça. Cuando ambos equipos se enfrentaron, con el Condal en la condición de local, fueron sus jugadores los que ocuparon el vestuario habitualmente destinado al FC Barcelona. Empataron a uno, resultado que perjudicó sensiblemente al Barça. Pero nadie quería que se empañara lo más mínimo la realidad, más que la simple presunción, del juego limpio. Hoy en día la labor formativa de aquel España Industrial, que luego se llamaría Barcelona Atlètic, la cumple el que conocemos como Barça B.

Andreu Bosch Pujol había llegado, pues, al primer equipo recomendado por Gonzalvo III y bendecido por Fernando Daucik. Había nacido en Barcelona, el 22 de abril de 1931 y era hijo de otro Andreu Bosch, también jugador azulgrana entre los años 1922 y 1929, que ganó precisamente la primera Liga disputada en España, la de 1928-29. Bosch padre llegó a disputar, vestido de azulgrana, 114 partidos y marcó nueve goles. Su hijo, desde 1951 hasta 1960, participó en 221 partidos y firmó 22 goles. Pero es difícil llegar y besar el santo de la manera en que lo hizo Bosch. Debutó el 30 de diciembre de 1951, ganando al Español, 2 a 0. Y al final de la temporada, ya se había proclamado campeón de Liga, de Copa, de la Copa Latina y de la Copa Eva Duarte. Esta última sin jugarla, puesto que debían disputarla los campeones de Liga y Copa, y como el Barça se había anotado los dos títulos… Una alineación tipo de aquella temporada era la formada por: Ramallets; Martín, Biosca, Seguer; Gonzalvo III, Bosch; Basora, César, Vila, Kubala y Manchón.

Apenas un año y tres meses después de su debut en la élite, el 19 de marzo de 1953, precisamente en Barcelona y contra Bélgica, Andreu Bosch debutó como internacional en una selección española en la que también se presentaba Garay. En su segundo encuentro internacional contra Argentina (Buenos Aires, 5 de julio de 1953) quien debutó fue, nada más y nada menos que Ladislao Kubala, héroe de juventud de Bosch, y a quién idolatraba más que admiraba. Tanto que, alguna vez, un compañero del Barça, medio en broma y medio en serio, llegó a espetarle: ”Eh… que también jugamos nosotros”. Y es que Bosch, en cuanto recibía el balón no tenía ojos más que para su reverenciado Laszi. En total, el medio catalán jugó ocho encuentros con la selección nacional: los dos citados y contra Chile, Suecia, Turquía, Francia, Egipto y Alemania.

En sus nueve años en el Barça se ganaron cuatro Ligas, cuatro Copas de España, una Copa Latina, dos Copas de Ferias y dos Eva Duarte. Todos aquellos que le vimos jugar recordamos su gran clase, su temple, su zancada natural y su participación en un fútbol integral que fundamentalmente premiaba el colectivo. Y quienes jugaron junto a él, sus compañeros, hablan de su gran corazón, de su humildad, de una cierta timidez y de su espíritu de compañerismo… a pesar de aquella indisimulable predilección por Kubala. Pero incluso cuando ya era un jugador consagrado –cosa que como ha quedado dicho ocurrió casi de inmediato- no se cortaba un ápice si tenía que preguntarle a su mentor, Gonzalvo III, a lo largo de un partido: “¿Lo he hecho bien? ¿Estoy bien situado?”.

Bosch se inició en el fútbol en el modesto Gurugú y de allí pasó al Deportivo Alegría, Barcelona aficionados, España Industrial, FC Barcelona (primer equipo), Real Betis y Elche CF. Después sufrió un terrible accidente automovilístico que le mantuvo un tiempo de incertidumbre en la UVI y que le dejó secuelas, complicadas posteriormente por una afección renal que le obligaba a someterse periódicamente a diálisis. En el último homenaje que en la ciudad de Granollers se dedicó al Barça de las Cinco Copas, ya se le vio muy desmejorado y no pudo quedarse al almuerzo que les ofrecieron. El 17 de diciembre de 2004, recibió el auxilio espiritual de los Santos Óleos, siendo enterrado en el cementerio de la misma Granollers.

En realidad, Andreu Bosch Pujol lo hizo todo deprisa. Llegó a lo más alto a una edad temprana, triunfó de inmediato y tuvo problemas de salud, demasiado joven.
Fuente: Don Balón

2 comentarios:

Sr. Piedra dijo...

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Anónimo dijo...

soy un seguidor del Barça a muerte..
el señor Bosch me tuvo en brazos de pequeño..
Porque nuestro lugar de veraneo era el mismo...Llinars del valles.
A parte de las diferencias de edad..su toque era magico,aunque el reconocia que tendria futuro.pero no su suerte,dicho por un professore..y ademas por mi maximo respeto a su familia(la cual laa conocia como si fuesemos hermanos).
Finalice como un simple centrocampista del Europa.
La vida da sus opciones..si las aprovechas ..bien,y si no..pierdes el tren.
Pensad que el estaba en un taller de hilos de sus padres en Poble Nou..,como sabeis..tocaba bien..!
tuvo el ojeador.,y bingo!!!!Barça!!!!!!
como el me comento..en vida.
Pensad..los que os creeis que la tocais..es medio loteria que os vean.
Un saludo a los cules de verdad.

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