 El estadio parisino de Colombes es todo un símbolo del deporte francés, de sus dos deportes más populares, el fútbol y el rugby, pero allí también Paavo Nurmi y Michel Jazy ganarón medallas olímpicas o inscribieron plusmarcas en la pista ceniza más veloz del atletismo moderno antes de la aparición de las sintéticas. El estadio de Colombes es inaugurado por y para Le matin, gran periódico francés, en 1907, para que el parisino practique o vea deporte en su Domingo de descanso recién instaurado. En 1924, Colombes recibe la Olimpíada y nace al fútbol gracias en gran parte a Uruguay y a Andrade... El estadio Centenario de Montevideo, aún trata hoy su tribuna Colombes como un monumento histórico.
El estadio parisino de Colombes es todo un símbolo del deporte francés, de sus dos deportes más populares, el fútbol y el rugby, pero allí también Paavo Nurmi y Michel Jazy ganarón medallas olímpicas o inscribieron plusmarcas en la pista ceniza más veloz del atletismo moderno antes de la aparición de las sintéticas. El estadio de Colombes es inaugurado por y para Le matin, gran periódico francés, en 1907, para que el parisino practique o vea deporte en su Domingo de descanso recién instaurado. En 1924, Colombes recibe la Olimpíada y nace al fútbol gracias en gran parte a Uruguay y a Andrade... El estadio Centenario de Montevideo, aún trata hoy su tribuna Colombes como un monumento histórico. Andrade era el creador y organizador negro del juego invencible del Uruguay de los años 20 y 30, dos títulos olímpicos de 1924 y 1928 y el primer Mundial de 1930. Es la primera vez que el público francés y los periodistas de Le Matin o l'Auto, futuro l'Équipe, ven un jugador negro jugar al fútbol. Además, juega muy bien, muy artísticamente, elegantemente, y encima gana. Lo llamarán "Maravilla Negra", calificativo noble y riquísimo junto a la negritud. Y Colombes y París le adoptaron. Se quedó unos años para animar y vivir las noches locas de las années folles (los años locos) de París de entreguerras.
El Racing Club de France animaba las bellas tardes parisinas de fútbol, de rugby y de atletismo en el estadio de Colombes, que vivía al ritmo irreflexivo del arte y deporte estos años locos, hasta que se depertaron tarde en 1938 cuando organizan el tercer Mundial de fútbol. La final entre la Italia de Mussolini y Hungría olía a la II Guerra Mundial unos meses más tarde, saludo fascista en la final de Colombes incluido, victoria italiana 4 a 2, sin resistencia de una Hungría ya casi invadida por Alemania, y los jugadores italianos habiendo recibido el famoso mensaje "vencer o morir". La amiga Alemania había por su parte eliminado, via anexión al mejor conjunto europeo de la época, Austria, el Wunderteam o Equipo Maravilla. En este Mundial de 1938, Colombes enloqueció de los dribles, artes y goles del "Diamante Negro" brasileño, Leônidas, que marcó cuatro goles en una histórica victoria 6-5 contra Polonia, uno de los cuales sin bota.
Tras la II Guerra Mundial, Colombes y el Racing volvieron a vivir inmensos placeres dominicales, pero ya no de tal forma universal, como las Olimpíadas o el Mundial de fútbol, sino a través de los duelos Racing-Reims, el clásico de finales de los años 50... Roger Marche y Thadée Cisowski por un lado, Just Fontaine y Raymond Kopa del otro, eran los actores de partidos con goles, espectáculo y 60.000 espectadores. En Colombes se disputaban las grandes finales de Copa de Francia y los famosos Francia-País de Gales o Inglaterra del Torneo de 5 naciones de rugby. El mítico ESTADIO DE COLOMBES está hoy a punto de desaparecer totalmente desde que en 1972 el Parc des Princes y en 1998 el Stade de France tomaron el relevo del espectáculo, pero sin goles y sin ensayos.
 

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